Crear buenos hábitos de conducta a edad temprana

El hábito es un comportamiento que se repite con regularidad y que gracias a esa regularidad se vuelve sistemático y resultan conductas que tenemos sin darnos cuenta siquiera, como algo común para nosotros, ya que la conducta y el hábito se aprenden de nuestros mayores. Estos hábitos son los que en un futuro pueden llevarnos al éxito o al fracaso.

Es por esto que es necesario transmitir los buenos hábitos de conducta a los más pequeños, y ser cuidadosos al momento de interactuar con ellos. Los buenos hábitos de conducta tienden a mejorar la calidad de vida adulta como lo es el hábito de ser atento y respetuoso, de leer e informarse, de hacer ejercicio, de una alimentación sana, de ser organizado, de ser higiénico, etc.

Nuestra forma de actuar cotidianamente se basa en tres aspectos personales: qué pensamos, qué hacemos y qué sentimos. Para transmitir buenos hábitos a los más pequeños debemos mostrar buenos hábitos como adultos, ya que no podemos pretender de ellos buenos hábitos si no somos un buen ejemplo en el día a día.

Como bien no hay una receta que nos indique cómo pasar el legado de los hábitos de conducta de manera eficiente para que los resultados sean buenos, es que debemos tener paciencia, respeto y cariño a la hora de enseñarles cualquier cosa, para que esta información pueda transmitirse de la mejor manera.

Crear hábitos en edad infantil

Debemos educarlos de manera tal que aprendan las posibilidades y las limitaciones de la vida en sociedad y para con ellos mismos, debemos enseñarles a adaptarse a toda situación que se presente sea ésta favorable o no para el pequeño en su proceso de vida, debemos capacitarlos y darles las herramientas necesarias para que puedan defenderse en el fututo, y debemos hacerles saber que es imposible evitar los errores pero que de ellos se aprenden.

Todas estas pautas debemos respetarlas como adultos para que la enseñanza no solo quede en una teoría, sino que sea comprobable en la práctica diaria y que gracias a ellas nos sentimos felices y logramos la armonía. Es por esto que el niño debe crecer en un entorno donde el núcleo familiar le brinda amor y contención, donde le transmitan valores y recursos que le permitirán luchar por lo que se propone.

Debe tenerse en cuenta que un niño puede cambiar su comportamiento una vez que llega a la escuela, si este es el caso y el niño en la escuela no tiene un buen hábito de conducta lo que debería hacer es hablarlo con él, encontrar el punto donde él no se siente cómodo o qué es lo que lo está afectando para ayudarle de forma positiva, mientras una vez más le está enseñando a enfrentar los sentimientos negativos.

Como adulto uno debe saber ser firme y saber ser flexible, dependiendo de la situación. Sus normas deben ser iguales para todo el grupo familiar y debe saber enfrentar los conflictos de forma clara y pasivamente. Debemos transmitirle confianza, seguridad, contención, amor, respeto, autosuficiencia y las buenas acciones de forma cotidiana serán las que permitan que el proceso de enseñanza sea mejor incorporado.



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