Los premios y refuerzos positivos

Los premios y refuerzos, forman parte de nuestro repertorio de estrategias para aumentar conductas positivas y apropiadas en nuestros hijos. Podemos utilizarlos siempre que los necesitemos, pero antes de ello debemos conocerlos y ser conscientes de los riesgos que conlleva su abuso, la utilización indiscriminada o su mal uso.

Existen muchos tipos de refuerzos, pero todos se engloban en tres categorías, hay que conocerlas para saber qué tipo de premio debemos aplicar en cada circunstancia para asegurarnos su efectividad, e intentar evitar las consecuencias negativas que se derivan de su abuso o uso incorrecto.

  • La primera categoría de refuerzos que debemos conocer y aplicar por su sencillez, son los sociales, con ellos se pretende reconocer con elogios el esfuerzo del niño o sus logros. En mi opinión, muy eficaces y con apenas consecuencias negativas, siempre y cuando no reforcemos de forma excesiva y constante a los niños tras cada conducta adecuada, ya que podemos, estar fomentando en nuestros hijos la dependencia del refuerzo externo, la inseguridad y la baja autoestima.
  • La segunda categoría engloba todos aquellos refuerzos de ocio y tiempo libre. Desde mi perspectiva, también muy efectivos. Desde este enfoque, podemos utilizar como refuerzo las actividades cotidianas o “especiales” de ocio, para premiar a los niños por el logro de un nuevo objetivo, su generalización, y/o su integración. Estamos hablando de plantear una actividad divertida en familia para el fin de semana, excursiones, juegos, visitas, pasar la noche fuera de casa, salidas al cine, teatro, parques, merenderos, restaurantes… el premio elegido debe ser deseado por nuestro hijo, para asegurarnos su eficacia.
  • La tercera categoría de refuerzos, los premios materiales, muy potentes, pero también los que más consecuencias negativas pueden conllevar para nuestros hijos. Dentro de esta categoría podemos encontrar como refuerzo, desde ofrecer pegatinas, chuches o juguetitos a nuestros hijos más pequeños hasta la compra de ropas y caprichos, como la nueva consola de moda para los más mayores. Debemos tener especial cuidado con este tipo de premios ya que pueden llegar a tener consecuencias muy negativas sobre nuestros hijos, como el pensamiento materialista y posesivo, el fomento de niños egoístas, inseguros, difíciles de motivar, dependientes del refuerzo, o insensibles a este, así como exigentes o incluso tiranos.

Para evitar todo esto, no debemos abusar de los premios, los extinguiremos a medida que ya no sean necesarios, y los suplantaremos gradualmente por refuerzos de ocio y sociales, que den paso a la motivación intrínseca del niño para actuar correctamente.
Aroa CarrascoAroa Carrasco Villanueva. Licenciada en Pedagogía, nº col. 205.
Especialista en Educación Infantil, y Pedagogía Terapeutica.
CREIXENT JUNTS, Gabinet Psicopedagógic.

 

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